domingo, 18 de octubre de 2009

El balcón mágico

Estos días estamos en Budapest a una temperatura que va, aproximadamente, de un mínimo de 2º a más o menos un máximo de 10º C. También hizo bastante viento estos días.

Los balcones de este bloque de viviendas en el que vivo junto con otros muchos españoles (compañeros míos) están orientados hacia un pequeño patio de este mismo bloque, de modo que prácticamente (asumiendo ciertos riesgos, claro) se puede "saltar" de uno a otro.

Es por esto que cuando el viento sopla muy fuerte y en el resto de los balcones hay objetos, estos caen hasta mi balcón (en mi caso es un primero y las cosas caen desde pisos superiores). Así me encuentro algún que otro regalo en mi balcón tras una noche de viento... Hasta ahora fue un tanga y un zapato de tacón.

Me lo tomé con humor (me hizo gracia encontrarme con sorpresas en mi balcón), y cuando apareció el zapato me pareció simpático escribir una nota a los vecinos y dejarla en el portal junto con el zapato. La nota decía así:

Dear neighbour:
Maybe you have lost a shoe, maybe not; anyway, if you are the owner you must know that your shoe just flew to my balcony, so feel free to collect it and be careful with this wind next time.
Have a nice day.
(A good neighbour)

Mis compañeros lo leyeron y se rieron mucho con la nota y la situación. Supongo que los vecinos también se lo habrán tomado con humor. Y resultó ser útil, pues el zapato desapareció (supongo que a manos de su dueña). Uno de ellos, Diego, con quien me río mucho, comentó entre risas qué sería lo próximo que aparecería en mi balcón.

Aparte de esto, resulta que hace unos días hicimos una compra bastante grande unos compañeros y yo, y como brillante idea y aunque yo me opuse a ello, nos llevamos la compra en un carro. Sí, podría decirse que "tomamos prestado" el carro, pues el edificio queda a unos diez o quince minutos del centro comercial al que fuimos a comprar. Al llegar a casa lo dejamos en el patio.

Al día siguiente (viernes), nos reunimos un grupo de compañeros en casa de Tomeu, un compañero que vive en la misma planta que yo y que tiene su balcón justo enfrente del mío. Allí tomamos algo, escuchamos música, hablamos... en fin, nos reunimos. En un momento dado (esto a la una de la madrugada aproximadamente) decido salir al balcón para estar solo un rato y pasar un poco de frío, por qué no. Lo primero que miro al arrimar la puerta tras de mí para no escuchar el ruído de dentro es el cielo. Cuando bajo la vista veo mi balcón y en él un carro...

El proceso mental que vino después fue algo extraño: yo había bebido algo, pero nada, un par de copas, y estaba perfectamente, por tanto pensé que no había bebido lo suficiente como para alucinar. El segundo paso fue pensar qué diantres hacía un carro de la compra a 5 metros de altura de su punto inicial. Por último pensé en el absurdo un momento y me cercioré de dónde me encontraba: sí, estaba en casa de Tomeu, en la primera planta... así que... sí, ese era mi balcón...

Fue entonces cuando se fusionaron las preguntas: "¿qué hace el carro de la compra en mi puñetero balcón si mi casa está completamente cerrada?".

Así que entré aún dudando de mi estado de sobriedad y lo pregunté en voz alta. Todos se rieron. A mí en ese momento no me hacía gracia, ciertamente, porque daba la sensación de que alguien se había colado en mi casa.

Pronto explicaron que habían sido Diego, Fernando, Álvaro y Tomeu los que perpetraron la gracia. Cuando me explicaron lo que habían pasado para conseguir dejar el carro allí me reí mucho, porque nadie había entrado en mi casa, he ahí la magia. Diego había trepado, y luego entre todos usando una cuerda y haciendo polea habían logrado subir el pesado carro hasta mi balcón, y dejarlo allí bien aparcado.

Me lo pasé genial con aquello. Bueno, todos nos reímos con ganas.

Para rematar la gracia, hoy junto con Yaiza (otra de las compañeras del Premedical) escribí una nota similar a la del zapato, pero esta vez con respecto al carro de la compra. La nota dice así:

Dear neighbour:
We have the same problem again. This time the flying object is a supermarket cart. If you are the owner or you need it, please, feel free to collect it. If I were hanging out my clothes in that moment, I couldn't write this note. Maybe from the hospital.
(A good neighbour)
Y como anécdota simpática para acabar por hoy, bajé a tirar la basura y al ver el carro me sonreí de nuevo recordando la nota. Inconscientemente miré hacia ella y me encontré con otra nota al lado, escrita por otro vecino, que empezaba igual que las mías. Más o menos decía:

Dear neighbour:
Thank you for being the voice of the reason for all of us residents. It could be great if people could also be considerate at night and keep the noise level to a minimum.
(Glad you didn't have to write your letter from the hospital!!)
Good neighbour #2.

Je, je. Yo creo que no soy muy alborotador, pero es cierto que cuando nos juntamos todos en casa de alguien, hay mucho ruído a unas horas poco... apropiadas, digamos.

En fin, me despido por hoy.

Saludos desde Budapest.